miércoles, 22 de julio de 2009

mundos

[proyecto agua/]
La esencia de la fotografía es crear mundos que reflejan el interior del fotógrafo, partiendo de la observación del mundo exterior, o de una parte de él. Quizás el fotógrafo ideal sea un muy buen observador al principio de su trabajo, y al finalizarlo sea un modificador.

El mundo que ve el fotógrafo es exterior y también anterior a él, pero su acción y su decisión de verlo le agrega una nueva vida a la que el mundo ya tenía. En este juego, el fotógrafo crea nuevos mundos, como el médico con complejo de Dios tiene vidas humanas en sus manos. Pero el médico, en algún momento, se da cuenta de que no es dador de vida ni creador desde la nada, sino un reparador, un mecánico. El fotógrafo juega también a ser Dios creando mundos, pero desde un mundo preexistente.

¿O no? ¿Creamos o participamos de alguna forma en la creación del mundo, como co-creadores? Yo creo que sí, pero ése es un tema más complejo, para otro ámbito.

Para el fotógrafo, no solo “esto ha sido”, sino también “esto lo he visto yo”. Para el que mira las fotos, no solo “esto ha sido” y “esto lo ha visto alguien”, sino también “¿por qué decidió mostrarlo?”; “¿qué me quiere contar?”

El trabajo esencial de la fotografía no es solamente articular lo irreversible con lo inacabable desde aspectos técnicos, tecnológicos o artesanales. También es articular lo irreversible o inalcanzable o inmodificable del mundo exterior con lo inacabable, lo alcanzable y lo modificable – mediante la interpretación y la redefinición del encuadre – del mundo interior.

viernes, 17 de julio de 2009

tiempo

[proyecto agua/ ]

Desde la exposición hasta la evocación, el tiempo tiene especial importancia en la fotografía. Para la visión teñida de muerte de Roland Barthes, “esto ha sido” es la esencia de la fotografía. Para Francois Soulages, es la articulación entre lo irreversible de la captación fotográfica con lo inacabable del trabajo de una foto. Hiroshi Sugimoto basa su obra en el concepto del tiempo como idea.

Mirar una foto se asemeja a mirar las estrellas, cuya luz fue emitida y viajó durante miles de años hasta nosotros, mostrándonos cómo fueron en el pasado. La fotografía nos fascina porque, en un mundo de espacio/tiempo, es la representación de – y el juego con – el espacio y el tiempo. En una foto hay un nuevo espacio, y dentro de él vemos el registro de un momento en el tiempo que ya no está.

Ese espacio nuevo es alumbrado por la captación fotográfica. Ese no-estar, ese pasado constante, se mezcla con el eterno presente de la mirada. El objeto cobra vida mediante la interacción con la consciencia: cuando miramos una foto, fracción arbitraria de un mundo que ya no está, a la vez estamos viendo un mundo siempre nuevo, siempre ahora.