
Es innegable el papel que la parte subjetiva de esa mente juega en la toma de conciencia del universo. Podríamos decir en líneas generales, que si la parte objetiva de la realidad responde a leyes fijas, es el aspecto subjetivo el que las descubre, pero también el que las puede crear y, eventualmente, modificar, porque la creatividad siempre es subjetiva. La unión de estos aspectos da por resultado un todo que decide observarse a sí mismo y que decide crearse a sí mismo, en cada parpadeo subatómico, infinitas veces y a velocidad infinita.
Somos el aspecto del universo que ha tomado conciencia de sí mismo, que se observa a sí mismo, se estudia a sí mismo y se descubre a sí mismo.
Nuestro origen material está en las estrellas, lo que incluye a los procesos por los cuales pensamos. Pero no está claro que también incluya a la conciencia en sí, ya que no es lo mismo la conciencia que la actividad química que produce actividad consciente en el cerebro. Para tener una idea, por ejemplo, para la cual nuestro cerebro es el vehículo, hay quienes afirman que recurrimos a una fuente que, si bien no es externa a nosotros, tampoco es interna, sino que probablemente nos excede, o para ponerlo más claro, nos “traspasa”.
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